Por fin me siento a escribir esto y… ¿qué decir? Que puedo considerarlo un éxito sólo relativo, pongamos al fifty-fifty.
Me explico: En cuanto a dedicar a la meditación ese pequeño ratito que me había propuesto, lo hice prácticamente todos los días (26 de los 29 que tenía febrero) y he de decir que, hasta hoy, he seguido haciéndolo, aunque muchos días se queda en sólo 5 minutos. En este sentido bien, al menos voy afianzando un poco el hábito, que al principio es de lo que se trata. Sin embargo, mi intención de profundizar en el tema, aprender distintos tipos de meditación y analizar bien los resultados… eso ha estado más bien cerca del fracaso. Por no decir nada de los beneficios colaterales que esperaba respecto a calidad del sueño.
Los acontecimientos de las últimas 3 semanas me han superado totalmente, así que me veo incapaz de decidir si he notado cambios o no. Probablemente me haya servido para relajarme relativamente, pero no lo suficiente como para dejar de sentirme desbordada. Sin entrar en detalles, las circunstancias han sido excepcionales, no simplemente un período de más trabajo o más estrés, por lo que también considero que sería un poco injusto valorarlo en este momento. Sí que pienso, sin embargo, que ha habido momentos en los que de verdad habría deseado estar «mejor entrenada» y tener más práctica, pero eso sólo se consigue… ¡efectivamente, con la práctica!
Entonces ¿ahora qué?
En conclusión, aunque ya no sea mi «tema del mes» sobre el cual investigar, sí que quiero seguir con mis 5-10 minutos diarios de meditación, aunque lo haga en cualquier momento del día, no necesariamente antes de irme a dormir. Seguramente para conseguir afianzar el hábito debería procurar que fuese más o menos a la misma hora, pero reconozco que justo antes de irme a la cama probablemente no siempre sea lo mejor, porque esa es la principal causa de que la mayoría de los días decida hacer 5 minutos (o incluso no hacer nada) en lugar de 10 ó más, ya que estoy demasiado cansada y deseando poner la oreja en la almohada.
Me está resultando de gran ayuda una aplicación que tengo en el móvil de Rituals (gratuita), en la que puedes elegir el tiempo que quieres dedicar (de 5 a 20 minutos) y 3 tipos distintos de meditación, aunque también muchas veces lo hago sin ayuda externa porque quiero ser capaz de poder hacerlo en cualquier momento y lugar, sin depender de si tengo un dispositivo o una conexión a mano. En realidad me parece más fácil hacerlo con una grabación que te va guiando, pero también implica que te dejas llevar más y no pones tanto esfuerzo (no sé si esto es bueno o malo).
Por otro lado, me estoy dando cuenta de que mi reto de este mes de masticar (mindful eating) es en sí misma otra potente forma de meditación (aunque ya adelanto que me está resultando bastante difícil). No me olvido del yoga, que también añade. Ah! Otra ocasión para probar sería durante mis caminatas por la naturaleza. Iremos viendo.
Y por supuesto, si surge, seguiré leyendo lo que accidentalmente vaya cayendo en mis manos sobre meditación hasta que pueda dedicarle más tiempo y neuronas 😉